Tres
mujeres llegan a un paraje olvidado de una provincia argentina
subdesarrollada. En realidad, no es un paraje tan olvidado, porque hacia
allí van ellas, que curan, investigan, atienden, ayudan a sus
habitantes. Con un hospital ruinoso como base, las tres pueden verse
como el efecto positivo de un estado presente, intentando morigerar los
mucho mayores efectos negativos de un estado ausente –o simplemente
desastroso–. Pero esta muy sorprendente y tan límpida como misteriosa
película de Iván Fund y Santiago Loza no es un documental sobre
asistencia social ni salud pública; es una ficción, y no una de crasa
ilustración sobre políticas para la pobreza. En realidad, ésta es una
película que vuela alto, que se permite descubrir y narrar vidas,
animarse al dolor y a las pequeñas alegrías en medio del barro (un barro
que puede tener la inocencia del juego y la nobleza de la liberación), y
que cuenta mediante encuadres que fragmentan con precisión un todo al
que reenvían –estética y éticamente– con pudor y respeto. Fund y Loza se
potencian con nuevas seguridades y nuevos horizontes en sus temáticas y
en sus recursos, que incluyen una versión inolvidable de una canción
temible. (FILMAFFINITY)
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