Dark Water
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Sinopsis:
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Altamente satisfactorio aunque
considero que es la que más se aleja del género. Más que un film de
terror piscológico, estaríamos ante un film de terror con un fuerte
sustrato dramático y meláncolico, en el que incluso, la aparición
fantasmal de rigor en todo film de terror, aquí incluso podría decirse
que realmente no existe sino que vendría a ser un rasgo evidente del
estado de enajenación mental de la protagonista.
He aquí la grandeza del film. A partir del clásico relato de fantasmas, Hideo Nakata ofrece una segunda lectura, perfectamente interrelacionada y que no niega ni desvirtua la narracción sobrenatural sino que la complementa y la refuerza dándole por tanto mayor densidad y profundidad al guión. Por lo que nos encontramos acurrucada una segunda línea temática bajo la superficie, la cual se nos muestra de forma subliminal para que progesivamente a medida que se va desarrollando la narración, vaya aflorando más al exterior.
Ello provoca, que se puedan dar diversas interpretaciones al significado de la historia, todas ellas válidas y como ya digo una no niega a la otra. No se pueden discutir las interpretaciones porque todas ellas son válidas. Todo depende del ojo que la mira y de los aspectos que nos han llamado la atención. Yo, como opción personal, me decanto, por la idea de que todo existe en la mente enferma de una madre y por tanto la historia de fantasmas funciona como alegoría de la inestabilidad mental del personaje.
Se asocia asiduamente este film con El resplandor de Stanley Kubrick y algo de cierto hay en dicha relación. Al margen de la escena claramente deudora (u homenaje claro) en la que del ascensor emerge una gran oleada de agua sucia en clara equidistancia con la escena de ríos de sangre de El resplandor, también El resplandor, es un relato de corte fantástico que sirve de soporte a Kubrick para narrarnos la desintegración/degradación mental de un escritor.
Película por tanto de una riqueza y complejidad temática insuperable, rodada muy al estilo japonés, con una planificación depurada, directa, sin efectismos, clásica en el sentido de escasos recursos pero bien utilizados, en la que el aspecto inquietante pasa a desplazarse por una tristeza y melancolía presente a través de una atmósfera que se ocupa por azules días de lluvias y apagados tonos ocres (excelente fotografía) y situada en una vivienda de pisos embargada en un enardecedor halo de misterio y en el que la soledad en la que vive la madre y la hija, viene a conformar el tono adecuado y acertado de todo el film. (Manu_A, FilmAffinity)
He aquí la grandeza del film. A partir del clásico relato de fantasmas, Hideo Nakata ofrece una segunda lectura, perfectamente interrelacionada y que no niega ni desvirtua la narracción sobrenatural sino que la complementa y la refuerza dándole por tanto mayor densidad y profundidad al guión. Por lo que nos encontramos acurrucada una segunda línea temática bajo la superficie, la cual se nos muestra de forma subliminal para que progesivamente a medida que se va desarrollando la narración, vaya aflorando más al exterior.
Ello provoca, que se puedan dar diversas interpretaciones al significado de la historia, todas ellas válidas y como ya digo una no niega a la otra. No se pueden discutir las interpretaciones porque todas ellas son válidas. Todo depende del ojo que la mira y de los aspectos que nos han llamado la atención. Yo, como opción personal, me decanto, por la idea de que todo existe en la mente enferma de una madre y por tanto la historia de fantasmas funciona como alegoría de la inestabilidad mental del personaje.
Se asocia asiduamente este film con El resplandor de Stanley Kubrick y algo de cierto hay en dicha relación. Al margen de la escena claramente deudora (u homenaje claro) en la que del ascensor emerge una gran oleada de agua sucia en clara equidistancia con la escena de ríos de sangre de El resplandor, también El resplandor, es un relato de corte fantástico que sirve de soporte a Kubrick para narrarnos la desintegración/degradación mental de un escritor.
Película por tanto de una riqueza y complejidad temática insuperable, rodada muy al estilo japonés, con una planificación depurada, directa, sin efectismos, clásica en el sentido de escasos recursos pero bien utilizados, en la que el aspecto inquietante pasa a desplazarse por una tristeza y melancolía presente a través de una atmósfera que se ocupa por azules días de lluvias y apagados tonos ocres (excelente fotografía) y situada en una vivienda de pisos embargada en un enardecedor halo de misterio y en el que la soledad en la que vive la madre y la hija, viene a conformar el tono adecuado y acertado de todo el film. (Manu_A, FilmAffinity)
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